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martes, 12 de noviembre de 2013

¿El poder del pecado es la Ley?

 

Dando continuidad a la serie de Posts anunciada la semana pasada, titulada “Los por qués del Rabán Sha’ul/Apóstol Pablo, en esta oportunidad, se abordará otra de esas explicaciones que a más de uno (entre quienes son honestos, objetivos y justos con las Sagradas Escrituras), seguramente ha dejado desconcertado por su complejidad para entroncarse con el resto del contenido Bíblico; se trata de la razón dada en 1Cor 15:56, que a continuación de transcribe y presenta tal y como aparece en las versiones más conocidas de la Biblia en castellano:

Nueva Versión Internacional: El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley.

Dios habla hoy: El aguijón de la muerte es el pecado, y el pecado ejerce su poder por la ley.

La Biblia de las américas El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley.

Reina Valera Antigua: Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y la potencia del pecado, la ley.

Reina Valera 1960: ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.

Reina Valera 1995: porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley.

 

Pueda que se hayan ofrecido cualquier cantidad de explicaciones desde las mejor intencionadas hasta las más ofensivas con respecto al valor de la Ley, en este caso, la Toráh. Ya en el post anterior, vinos que el griego νόμος (Nómos),  tiene varias llegadas en hebreo; en este caso, por el contexto, en el que no se ofrece ninguna discución acerca de procedimientos, determinaciones o requisitos, se trata sin duda alguna de la Toráh.

Pero ¿Es posible que la Toráh sea el poder del pecado? ¿Dice realmente eso el texto griego?

En primer lugar, como es costumbre, se presentará el texto griego tal y como figura en la Edición No. 26 de Nestle-Aland; en segundo lugar y de manera objetiva, se analizarán las palabras comprometidas en la complejidad, y se presentarán los resultados y reflexiones con respecto a las mismas.

Το δε κέντρον του θάνατου ‘η ‘αμαρτία, ‘η δε δυναμις της ‘αμαρτία ‘ο νόμος.

To de kéntron tû thánatû jë jamartía, jë de dýnamis tës jamartía jó nómos.

Según A Concordance to the Septuagint and the other Greek versions of the Old Testament de Edwin Hatch y Henry A. Redpath, volumen II p. 759 columna B, la palabra griega κέντρον (kéntron), fue utilizada por los traductores de la septuaginta (ca. 250 a.C.), para referirse a dos vocablos hebreos:

מֶתֶג Méteg  Sujetador, freno  (Prv 26:3) y קֹטֶב Qótev, punta, puya (Os. 13:14).

Con respecto al texto de Hoshea’ (Oseas), permítame apreciado lector hacer el siguente paréntesis.

Aquí, cabe anotar que el Rabán Sha’ul/Apóstol Pablo, inspirado por el Poder de Dios, corrigió la forma como leían (y leen hasta hoy) los judíos el pasaje del profeta Hoshéa’ (Oseas), dado que no es

אהי קטבך מות אהי דבריך שאל

‘ehi qotovjá mávet, ‘ehi dvareyja sh’ol

aun así, mal traducido al español común como:

¡¡yo seré tu muerte oh muerte, yo seré tu destrucción oh Seol!!

sino:

איה קטבך מות, איה דבריך שאל

‘ayéh qotovjá mávet, ‘ayéh dvareyjá sh’ol

¿dónde está tu punta oh muerte, dónde están tus asuntos/palabras oh Sh’ol?

Nótese (en amarillo) que el Rabán Sha’ul quizás en su momento contaba con un texto de mejor calidad que el que poseemos hoy como texto masorético, debido a que se puede apreciar lo que sería un error de escriba, o bien corrigió la pluma mentirosa de los escribas (Cf. Jer. 8:8), que distorsionaba totalmente el sentido de la lectura.

Hay que anotar de una vez que tal y como señala el aparato crítico del texto griego de la edición 26 de Nestle-Aland, la palabra correcta no sería νικος (nikos, victoria) como siempre se ha usado, sino νεικος (nîkos, querella, disputa) la cual armoniza con el hebreo דבריך (dvareyja, tus asuntos/palabras,); se remite al lector  ex itac. P46 BD* 088pc.

Ahora bien, el lector puede apreciar además que no se ha mantenido en casi ninguna Biblia, la coherencia entre el TaNá”J y los textos que contienen el Pacto Renovado; así mismo, se advierte que el traductor castellano convencional se ve obligado a traducir las palabras hebreas qótev (punta, puya) y davar (palabra/asunto), por muerte y destrucción respectivamente, a pesar de que nada tienen que ver con esa idea como ya se ha visto arriba.

Cerrando este considerable y pertinente paréntesis con respecto al pasaje de referencia directa en Hoshea’ (Oseas), se analizan las palabras griegas y sus implicaciones.

The Theological Dictionary of the New Testament de Gerhard Kittel, en su  volumen III, p. 663-665 ofrece la oportunidad de comprender que Kéntron además de punta, puya, es la etimología de la palabra castellana “Centro”, concretamente, el que correspondía al centro-origen de una circunferencia hecha con un compás. Igual sentido tenía en expresiones como “Centro de la ciudad” apuntando al origen o lugar donde había comenzado una urbe.

En cuanto a la palabra dýnamis, además de su significado común de potencia, derivado de la idea de poder, o capacidad de hacer algo, desde Aristóteles (siglo 384-322 a.C.) adquirió el matiz de “el poder original de todo ser, la fuerza que contiene hacia dentro el mundo junto”. (Cf. Kittel, volumen II p. 287).

De ahí que dýnamis haya llegado al campo de las matemáticas para usarse en el sentido de una expresión de la forma an, donde a es la base y n es el exponente. En este caso, cabe recordar que el exponente es el número que indica las veces por las que hay que multiplicar la base para obtener el número “contenido junto hacia adentro”.

Es común hasta hoy escuchar expresiones como “elevado a la tercera potencia” en todas las aulas de matemáticas alrededor del mundo.

En el talmud de babilonia se encuentra un vestigio de lo que sería el concepto matemático hebreo de exponente y es el vocablo: מעריך Ma’arij, “expresador de valor” o “fijador de valor” (Cf. TB. Séder Qodashin, maséjet ‘Arajin, cap. 1, mishnáh 1,2), el cual continúa hasta nuestros días.

Así que con toda la información anterior se ofrece la siguiente traducción concluyente de 1Cor 15:54-56:

אז יקום הדבר הכתוב: ובלע המות לנצח, איה קטבך מות, איה דבריך שאול? כי קטב המות הוא החטא והתורה  מעריכה את החטא.

‘az yaqum hadavar hakatuv: uvulá’ hamávet lanétzaj, ¿‘ayéh qotovjá mávet, ‘ayéh dvareyja sh’ol? ki qotev hamávet hu’ hajét’ vehatoráh ma’arijah ‘et hajét’.

“La muerte será tragada por la victoria; ¿Dónde está tu origen oh muerte, dónde está tu pleito oh Sh’ol? y es que el origen de la muerte es el pecado, y la Toráh es la que fija el valor del pecado”.

Así que hermanos hechos justos, en el nombre de nuestro Señor Yehoshúa’ Hamashíaj, espero que sea de edificación para vosotros y todos aquellos cuantos escuchen y estudien estas palabras.

Para la gloria de Dios padre, su amado hijo, nuestro Señor Yehoshúa’ Hamashíaj y la honra de la toráh bendita,

Eric de Jesús Rodríguez Mendoza.

 

 

 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

¿La Ley produce ira?


Existen cuatro pasajes de cierta complejidad en las cartas que escribió el Apóstol Pablo, que por haber sido mal traducidos, o entendidos, han terminado de fundamento de teologías en el mejor de los casos alejadas de la ciudadanía de Israel (por no decir antisemitas o anti-Toráh), y que por siglos han contribuido al distanciamiento entre los Creyentes y la importancia y riqueza del TaNa”J (Toráh, Profetas y Escritos, mal llamado “Antiguo Testamento”).

Los pasajes de los que trata este artículo, comienzan con un “por que”, conjunción explicativa, de ahí que el nombre de esta serie de post sea “Los por qués de Rabán Sha’ul”.

Así pues, el primero de estos versos, se encuentra en la carta que escribió el Shalíaj (Apóstol) a los creyentes y vecinos de Romi (Roma) en el capítulo 4. Concretamente el verso 15. Veamos las versiones corrientes en castellano y posteriormente el texto griego y las alternativas de traducción:

RV Antigua: Porque la ley obra ira; porque donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
RV 1960:    Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
RV 1995:    La ley produce ira; pero donde no hay Ley, tampoco hay transgresión.
NVI: La ley, en efecto, acarrea castigo. Pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
DHH: Porque la ley trae castigo; pero donde no hay ley, tampoco hay faltas contra la ley.
BDA: porque la ley produce ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.

casi todas estas versiones coinciden en un mismo sentido: Al parecer la Ley, la Palabra del Dios viviente, es causa de “ira”.

Según el diccionario virtual de la Real Academia de la Lengua Española, la ira está definida como:

(Del lat. ira).
1. f. Pasión del alma, que causa indignación y enojo.
2. f. Apetito o deseo de venganza.
3. f. Furia o violencia de los elementos.
4. f. pl. Repetición de actos de saña, encoño o venganza.

Será posible, coherente y justo pensar que el Dios santo y perfecto en sus caminos introduciría un “elemento irritante” que tendría esa función maléfica de producir  ira?, ¿ira en quien? ¿en Dios? ¿en el hombre? ¿Se trata en realidad de la Ley de Dios? Pues, definitivamente la investigación lingüística conduce a otras conclusiones.

veamos en primer lugar el texto griego en cuestión, tomado de la edición Nestle-Aland No. 26.

Ό γαρ νόμος οργην κατεργάζεται. ου δε ουκ έστιν νόμος ουδε παράβασις

Jo gar nómos órgën katergázetê, û de ûk éstin nómos, ûde parávasis.

Ahora bien, con el texto visualizado, y como método exegético, se procede a entender el empleo de las palabras que hacen que el texto sea complejo, para el caso, νόμος (Nómos, traducido por “Ley”), οργην  (Orgë, traducido por “ira”), y παράβασις (Parávasis, traducida por “transgresión”).

Al consultar la eminente obra de Edwin Hatch y Henry A. Redpath titulada: A concordance to the Septuagint and the other Greek versions of the Old Testament”, en el volúmen II, página 947, columna B, se halla que la palabra νόμος fue empleada para traducir 7 palabras hebreas a saber:

משפט mishpat, juicio, procedimiento דבר Davar, palabra, asunto.
מצוה mitzváh, competencia דת Dat, orden jurídico, Ley.
תורה Toráh, Instrucción חק, חקה Joq, Ley, regla.
פתגם orden.

De igual modo, en el volúmen II, página 1008, columna B, se halla que la palabra griega οργη tuvo que emplearse para al menos 14 vocablos hebreos y arameos a saber:

אף, זעם, זעף חמה, חמא, חרון, חרי, כעס, כעש, נאצה, סופה, סער, סערה, עברה, קצף, רגז,

Por su parte, la palabra παράβασις según la obra en cita, página 1056, columna A, sólo correspondió a una palabra en específico en toda el TaNa”J y se trata del vocablo סטים que figura en el Salmo 101:

לֹא-אָשִׁית, לְנֶגֶד עֵינַי--    דְּבַר-בְּלִיָּעַל:עֲשֹׂה-סֵטִים שָׂנֵאתִי;    לֹא יִדְבַּק בִּי.

“No pondré en frente de mis ojos asunto de Bliyá’al; hacer Setim no amo, no se pegará en mí”.

En la RV antigua, la 1960, 1977, y 1995 se tradujo por “los que se desvían”, la NVI vertió: “gente desleal”.

Pues, bien, tanto Jastrow en su obra “A Dictionary of the Targumim, the Talmud Babli and Yerushalmi, and the Midrashic Literature” tomo II, página 972 columna B, como Davidson en The Analitical Hebrew and Chaldee Lexicon, página 705 Columna B, coinciden en que la palabra setim, proviene de la raíz  סטה/שטה (satáh) “desviar(se)”, “devolver(se)” “volverse malo, pero sobre todo, infiel.

Según la academia de la lengua hebrea,  סֵטִים se refiere a lo “anormal”, lo irregular.

Luego, al consultar la excelentísima obra de Gerhar Friedrich Kittel, Theological Dictionary of the New Testament, volumen V, página 739, es claro que παράβασις  (Parávasis) corresponde a “caminar de un lado al otro”, “pasar por encima de”, “transgresión”.

Con todos estos elementos gravitando en nuestra cabeza se plantea la pregunta problema de investigación:

¿Existió confusión en la traducción griega de la Carta a los Romanos, con los dos sentidos plausibles de una misma grafía hebrea considerando que se trataba de dos palabras diferentes en el verso 15 del capítulo 4 de dicha carta cuando en realidad se trata de una sola y la misma palabra y sentido?


Al revisar la literatura rabínica, se tiene que ya existía en los tiempos del Apóstol Pablo y los grandes maestros de Israel, una palabra muy común para transgresión: עברה ‘averáh (Cf. Talmud de Babilonia, Séder Neziqim, Maséjet ‘Avot, cap 2 mishnáh 1, cap. 3 mishnáh 1, cap 4 mishnáh 2, 13, cap. 5 mishnáh 7. Se ha elegido el tratado ‘Avot entre otros tantos textos talmúdicos, por su mayor pertenencia a la época del segundo templo.

Así mismo, se halla que existía otra palabra en hebreo para juicio/procedimiento, equivalente a Mishpat, (traducida por el grieo νόμος /Nómos, traducido por “Ley” en español) y es la palabra דין Din; una clara muestra de esta equivalencia, la tenemos nuevamente en el Talmud de Babilonia, Séder Neziqim, Maséjet ‘Avot, capítulo 1, mishnáh 18:

רבן שמעון בן גמליאל אומר, על שלושה דברים העולם קיים--על הדין, ועל האמת, ועל השלום שנאמר: אמת ומשפט שלום שפטו בשעריכם

Rabán Shim’on Ben Gamli’el (Hijo de Gamaliel) decía: Por tres cosas el mundo existe: Por el Din, por la verdad y por la paz, pues fue dicho: Verdad y juicio, paz, defiendan en sus puertas (Zac 8.16)

De manera que con estas nuevas claves, es posible ver que las palabras griegas οργην  (traducido por “ira”), y παράβασις (traducida por “transgresión”) tienen en común una misma grafía hebrea que porta los dos significados y no es otra que  עברה.

Resulta por demás sorprendente que עברה NO signifique “Ira” sino destrucción, desequilibrio, pérdida de los límites (Cf. Sof. 1:15, Sal. 78:49, Prv 11:4, 23.

Si ponemos el verso 15 del capítulo 4 en hebreo del siglo primero nos daría como resultado lo siguiente:

כי הדין גורר עברה ובאין דין, אין עברה
Ki hadin gorer ‘averáh, uve’eyn din, ‘eyn ‘averáh.

Con este hallazgo lo que se pretende decir en primer lugar es que se bifurcaron dos sentidos de una misma palabra hebrea subyacente, de modo que al traducir, lo correcto sería poner la misma palabra y sentido en los dos lugares del verso;

en segundo lugar, al evaluar el contexto del capítulo 4 y la carta en general y la Escritura entera, lo obvio y deducible es que no se trata de la Ley de Dios, sino de una imposición jurídica emanada del judaísmo del momento, que estaba exigiendo o había impuesto la circuncisión como condición sine quan non para ser considerados salvos, o miembros de la congregación de Israel (Cf. Hch 15:1), lo cual bien llamaría el mismo apóstol un uso ilegítimo de la Toráh.

Cabe destacar además que el verso 15 está precedido por un condicional en el verso 14:

Porque si los que son de la ley fueran los herederos, vana sería la fe, y anulada  la promesa”.

De tal manera que la correcta traducción del verso 15 desde su sentido hebreo es:

porque este juicio/procedimiento está causando un desequilibrio, pero si no existiera tal juicio, no se produciría semejante desequilibrio”.

El desequilibrio al que se está refiriendo el Apóstol no es otro que la desventaja que representaría para los nuevos creyentes el depender de un tribunal (Béyt Din) rabínico para ser considerados salvos, con lo cual se estaría desconociendo el modelo iniciado por Dios con el mismo ‘avraham, el cual fue llamado a recibir promesas siendo aun incircunciso.

Así que por las misericordias de Dios apreciado lector, te invito a considerar las evidencias, y por qué no, difundirlas, agradeciendo mucho que hagas cita de este trabajo de investigación.

Con afecto fraternal y lleno de entrañable misericordia, para la gloria de Dios y mi Señor Yehoshúa’ Hamashiaj, y la alegría de la Toráh bendita,
Eric de Jesús Rodríguez Mendoza.