Una de
las inquietudes más frecuentes que me han hecho es: ¿Cómo es que ora Yehoshúa’ a
Dios si se supone que él es Dios con nosotros (‘imanu’el)? ¿No lo hace esto
diferente e inferior al Padre?
Pues
bien, lo primero que debemos tener en cuenta es que en principio, Yehoshúa'
como cuerpo de Dios-Padre, es la sumatoria de todos los atributos divinos, como
está escrito (Col 2:9-10):
Porque toda la plenitud de la Deidad
reside corporalmente en Él, y habéis
sido hechos completos en El, que es la cabeza sobre todo poder y autoridad.
(En la imagen vemos dos fractales,
ilustraciones excelentes de la corporeidad y la funcionalidad integrada divina:
La forma general-global, se reproduce en modelos escalares aún en proporciones
muy pequeñas).
En la
literatura judía, como el comentario de Bá’al Haturim sobre Nm. 11:16, se dice
que “los 70 varones reunidos de entre los ancianos de Yisra’el fueron conforme
al número de “nombres” (atributos) del Santo Bendito Él” (Así también el
Midrásh Tanjumá’ sobre la Parasháh Nasó’ 14:12), de ahí que también se diga que
la Toráh fue dada en 70 idiomas conforme a las 70 naciones del mundo (TB, Séder
Nashim, maséjet sotá’, pág. 32-a, cap. 7 Halajáh 5, guemará) y que la Toráh
tenga 70 caras (TB Séder Neziqin, Maséjet Sanhedrin 34-a).
Se dice
que cuando Hashem (el nombre), creó al mundo, lo creó en la suma de sus
atributos, destacándose en ello el amor, de ahí que se usara la palabra ‘Elohim
y no el nombre de las cuatro letras, el cual se usa cada vez que se advierte
una sentencia o juicio (Ibn ‘ezra’ sobre Génesis 1). De ahí que Hashem se
exprese de manera particular a través de
cada uno de sus atributos, sea sabiduría, ciencia, amor, etc. o todos a la vez
como en muchas ocasiones, así como habló por muchos profetas, de muchas
maneras.
En
segundo lugar teniendo
como referencia el estudio realizado sobre el Salmo 8 “y lo disminuirás”,
Yehoshúa’ Hamashíaj, siendo la forma corpórea e íntegra de Dios, renunció a
poseer la sumatoria de los atributos divinos, y conservó al menos uno -la vida-
(aunque pudieron haber otros como por ejemplo la santidad) y descendió a las
partes más profundas de la tierra (es decir, al vientre de una mujer), como una
entidad viviente completa, como está escrito (1Cor 15:45-47):
Así también está escrito: Fue hecho el
primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer
hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del
cielo.
Así que, libre
del daño genético del pecado (en cuyo sentido, no es ni hijo de Miraym, ni hijo
de Yosef sino según la carne) y vino a ser como el rayo de luz que –emanado-, llega a la distancia más grande y en virtud de
lo cual yace tenue de todos los emitidos por una fuente de luz. A esta luz
“atenuada” la llamamos Nógah en hebreo, pero es igualmente luz, sólo que
con menos intensidad, de manera que tal como está escrito (Jn 1:4-9)
En él estaba la vida, y la vida era la
luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no
prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba
Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de
que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de
la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
Lo mismo
que en otro lugar se expresa en los siguientes términos (1Jn 1:1-4):
Lo que existía desde el principio, lo que
hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo
que han palpado nuestras manos, acerca del Verbo de vida 2 (pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y
damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y
se nos manifestó); 3 lo que hemos visto y oído, os proclamamos también a
vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y en verdad
nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Así que este
sólo atributo, -la vida/la luz-, al venir a la tierra, se halla
confinado y condicionado a la vida biológica, -la sangre-, pero a la vez sin
perder conexidad con el resto de los atributos inteligentes, a través de
cada uno de los cuales, siguiría manifestándose Dios en los cielos (a la manera
como existe toda la información genética de un ser humano en una sola muestra
de su cuerpo); por ello, la vida requiere solicitud de ellos a la hora
de actuar en favor de la humanidad, por su condicionada situación; es por esto
que cabe preguntarnos: ¿Qué ocurre con el resto de los atributos que fueron “dejados”
durante el proceso de disminución corporal?
Pues
bien, al resto de atributos inteligentes que se desprendieron, llamaremos
“fuente” y tales atributos permanecieron amorfos e indistinguibles, solamente
“poder”, por lo cual dice la Escritura (Jn 4:24):
Dios es Rúaj (poder)
De modo
que esto se vería como el proceso inverso de la formación de un feto, dado que
todo aquello de lo que se hizo esa forma de vida, ya existía previamente en el
vientre de la madre para tal caso, razón por la cual dice la Escritura (Salmo
2:7):
“Tu, eres mi hijo, Yo, oh día, ¡Yo te
parí”!
(Recordemos
que “Día”, es uno de los hombres del mesías, porque a la luz, la vida, Dios la
llamó “día”), como dice en otro lugar (Gn 22:14):
Y llamó ‘Avraham el nombre de aquel
lugar: “YHWH se verá”, que quiere decir: El día (el Mesías, la luz) en
el monte de YHWH (Monte Moriyah donde iba a ser sacrificado Yitzjaq) será
visto”.
No es
casualidad que la palabra hebrea 'Av, (arameo: 'Abá'), entendida como
"Padre", tiene también el sentido de "origen",
"fuente", "principio"; así por ejemplo, tenemos en hebreo
expresiones como 'Av tum'ah (lit. padre de desordenación/inhabilidad), pero se
refiere a una "desordenación/innhabilidad originante, es decir, que tiene
capacidad de desordenar/inhabilitar a otros con el solo contacto.
De manera
más concreta, un cadáver/cuerpo sin vida, es un "padre (fuente) de
desordenación/inhabilidad", dado que existe un mandamiento restrictivo
respecto de quien tocaba un cadáver. Lo mismo una mujer menstruante o un animal
desordenado (tamé'), o bien, las que se consideran ‘Avot Mel’ajáh o
“Padres/fuentes de trabajo (no se han de hacer en Shabat)”.
Así que la
vida, como atributo inteligente manifestado en la tierra, se expresó de la
siguiente manera:
Jn 12:49:
Porque yo no he hablado por mi propia
cuenta, sino que el Padre mismo [la
suma de todos los atributos inteligentes] que me ha enviado me ha dado
mandamiento sobre lo que he de decir y lo que he de hablar.
Jn 8:38:
“Yo hablo lo que he visto al lado de mi Padre
[es decir, lo que he visto desde mi perspectiva como fuente]; así
también vosotros hacéis lo que oísteis al lado de vuestro padre”.
Entonces,
a diferencia de un ángel, el origen de Su Majestad, Yehoshúa’ en la tierra, es
Dios mismo, “el padre”, la vida increada (por eso es Dios con nosotros), en
tanto que un ángel es creación, no es expresión corpórea directa de la fuente,
razón por la cual, dice también que “los ángeles le servían (aún bajo su forma
disminuida); no obstante, al igual que un ángel en este plano disminuido más
que un ángel, carece de autodeterminación o autonomía.
Con esto en mente, la lectura del Salmo
31, evidentemente refleja la angustia de hallarse solo y despreciado principalmente
entre los versos 10-14, en virtud de lo cual la expresión
בְּיָדְךָ, אַפְקִיד
רוּחִי: פָּדִיתָ אוֹתִי יְהוָה--אֵל
אֱמֶת.
"En tu mano depositaré mi rúaj; tú
me redimirás oh YHWH Dios de verdad"
teniendo en cuenta los sentidos de Rúaj
que vimos en clase, (viento, ánimo/mente, poder, condición incorruptible y vida
eterna), y teniendo en cuenta el paralelo depositar el rúaj - redimir, tenemos que se refiere
sin duda alguna a la vida eterna.
Una expresión muy semejante, fue
consignada por el Apóstol Pablo en 2Tim 1:12:
Por lo cual también sufro estas cosas,
pero no me avergüenzo; porque yo sé en quién he creído, y estoy convencido de
que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día.
Este depósito, no es otra cosa que la
vida eterna, como dice en otro lugar (Colosenses 3:3-4):
Porque habéis muerto, y vuestra vida está
escondida con Cristo en Dios. Cuando
Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis
manifestados con él en gloria.
Es
evidente que no se está refiriendo a esta vida presente sino a la vida eterna. Otro
pasaje clásico, en el que Rúaj, connota tanto ánimo/mente y el depósito de la
vida eterna, es 1 Cor. 5. En el verso 3, Pablo habla de estar ausente
físicamente, pero presente en Rúaj... es decir, mentalmente y también, cabe
decir, actuando dentro de la autoridad del poder de Dios, el Rúaj Haqódesh
(verso 4 al final). Luego en el verso 5, apreciamos el otro sentido de Rúaj:
"a fin de que la rúaj quede a salvo
en el día del Señor Yehoshua'.
Se
refiere como hemos visto, al depósito de la vida eterna. Luego en 1 Cor
2:16 tenemos: ¿Quién medirá la Rúaj del Señor? ¿Qué hombre dará a
conocer su consejo? más nosotros tenemos la rúaj de Mashíaj. Quiere
decir que quienes tenemos el poder de Dios, el depósito de la vida
eterna, sí somos capaces de percibir las cosas que son de Dios (vr. 14).
Ahora
bien, referente a la otra escena en la que vemos a Su Majestad Yehoshúa' orando
en el monte de Gintá' Deshimna' (Huerto del aceite/olivar o “Getsemaní”), Mt
26:39 dice:
καὶ προελθὼν μικρὸν ἔπεσεν ἐπὶ πρόσωπον αὐτοῦ
προσευχόμενος καὶ λέγων Πάτερ μου, εἰ δυνατόν ἐστιν, παρελθάτω ἀπ’ ἐμοῦ τὸ
ποτήριον τοῦτο· πλὴν οὐχ ὡς ἐγὼ θέλω ἀλλ’ ὡς σύ.
Y entrando un poco, se echó sobre su
rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase por mi esta copa, a
más de esto, no como yo quiero, sino como tú.
El aceite en Israel es símbolo de la sujeción absoluta. El ir al
Huerto del aceite a orar, y destilar grandes gotas como de sangre (como si
fuera ungido), es un gran mensaje de obediencia absoluta de la vida a
todos los demás atributos inteligentes, reunidos a la hora del juicio. Su
Majestad Yehoshúa’ –la vida, la luz-, suplica que la copa del juicio
pase por él, no como él quisiera, es decir, según la naturaleza de la vida, y
la luz, persistiendo y evitando la muerte, sino como lo exigían todos los
atributos de juicio, el derramamiento de la sangre para expiar el pecado del
cuerpo expresado en ella, pues como está escrito, él es el cordero de Dios, que
porta el pecado del mundo, para que al fin, tuviésemos redención y perdón de
pecados, como dice en otro lugar (Col 1:14):
En quien
tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Todo, para que los atributos de la piedad y la gracia pudiesen funcionar en favor de los que
habrían de ser redimidos, como está escrito (Rom 8:3):
Porque lo que era imposible para la ley,
por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo (la vida/la luz) en
semejanza de carne de pecado (es decir, con sangre), y a causa del pecado
(expresado en la sangre), condenó al pecado (la sangre) en la carne.
La vida que por sí misma, por su naturaleza no podría causar la
muerte, de modo que pidió el juicio de la suma de los atributos divinos, para
que el pecado y la muerte fuesen destronados para siempre y él –la vida-
permaneció callado y no abrió su boca, y
fue llevado al matadero. Cuando la sangre fue derramada y la vida pecaminosa
fue extinguida, la vida incorruptible despertó el cuerpo sin sangre, con el
cual traspasó los cielos y retomó los atributos y la gloría que poseía al
principio en la fuente (el Padre) antes de que el mundo fuese, viniendo a ser
Sumo sacerdote para siempre, por el poder de una vida indestructible, como está
Escrito (Heb 7:15-16):
Y esto es
aún más manifiesto, si a semejanza de Malkitzédeq se levanta un sacerdote
distinto, no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la
descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.
¡Bendita sujeción! ¡Haleluyah!
Ven pronto Señor Yehoshúa’!
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